La crueldat, com quansevol vici, no ha de tenir cap motiu, nomès la oportunitat per executarla...

dissabte

Enfermedad, mentiras y abandono

No sé casi nada y me declaro ignorante e igualmente ignorada.
Tal vez la única realidad que conozco bien es la enfermedad y su dolor.
No se estudia sobre el dolor carrera universitaria alguna, no hay cursos, se intenta no hablar de ello y si es posible la gente se aleja porque compartir dolor es puro dolor también.
A pesar de ello, si sé lo que no debe hacerse con alguien enfermo, lo sé por ser víctima de ello.
Hay una ley cósmica y sagrada que dice así: a quién quieres, cuidalo!
No abandones a una persona enferma, pues los escasos razonamientos que tiene para seguir adelante, desaparecen con el abandono de quién si estuvo en su entorno y vida. Cuando abandonas, la traicionas, aunque también recuerdo ahora otra ley cósmica de esas que me gustan, lo que lanzamos, nos es retornado.
Quién abandona, tal vez sea abandonado alguna vez.
No seas frío y por tanto cruel con quien constantemente se queja de sus miserias, de su pena y dolor, siempre y cuando fueras avisado de que esos problemas existían.
Lo le acuses de lo mal y culpable que es por su comportamiento contigo, lo mal que te habla y te trata, pues tú, que eres el que está sano, deberías saber ya que tú enfermo no te trata mal de manera voluntaria. En la mayoría de casos, esos momentos de crisis, puede ser víctima de su dolor, su odio, y su rabia y se siente tan abrumado por ésos oscuros y devastadores sentimientos que es incapaz de canalizarlos de la misma manera que tú, persona sana. Es muy probable que esa persona no tenga ya punto cardinal para orientarse.
Sobre todas las cosas, no le mientas jamás ni le prometas lo que no puedes o no quieres sacrificar.
Somos enfermos y la mayoría de nosotros hemos perdido muchas o demasiadas cosas en nuestra vida pero la dignidad sigue intacta.
No le des consejos, ni la juzgues, ni la reproches, ni la castigues psicológicamente, mediante el silencio o cualquier otra arma de crueldad. La estás aniquilando de una manera limpia pero tremendamente sucia.
Si quieres o amas a un enfermo, no le digas jamás que le acompañarás con amor, y comprensión si no lo vas a cumplir. Eso es mentir a quien no está en igualdad de condiciones contigo. Juego tramposo con las cartas marcadas serían tus promesas falsas.
Si los enfermos nos sentimos engañados y abandonados por quién nos juró amor eterno, nos sumimos en el deterioro de tal modo que podemos terminar de la peor de las maneras.
No le culpes ! por favor no le culpes, muérdete los labios si amas a ésa persona, si no la amas simplemente no podrás hacerlo, y de nuevo la hundirás un poquito más, otro poquito más.
Nosotros ya nos sentimos inútiles, despreciables y culpables por nuestra condición, al no dar la talla que se nos exige, que nos exige el mundo exterior, así que tú, que dices querer a esa sombra herida, le pones el pie en el cuello y la rematas fríamente.
Y para terminar, ten el valor de abandonar a esa persona si la tratas de alguno de los modos expuestos y eres capaz de hacer un acto de contrición y reconocerte en los fallos, porque eso significa que no la has querido jamás.
Los enfermos no lo somos a voluntad, no podemos elegir nuestra vida, ni sentimientos, ni reacciones, porque el dolor desborda, ahoga la voluntad, las palabras y nuestra vida.
En la mayoría de casos, nuestra vida está vendida, prostituida al dolor físico y mental, y tu, llegas a ser el proxeneta que sólo entiende de su buen hacer, su bien estar, y su ombligo.
Yo, que ando mentalizándome de un gravísimo abandono en mi vida, os pido, humilde mente, a los que amáis a una persona enferma, estas pequeñas o grandes cosas o esfuerzos.
Porque nosotros, yo misma, cuando podemos, sabemos gratificar y amar y dar también nuestra paciencia y entrega.