La mitad de una caja de cartón

Foto cedida y tomada por J.

Recopilo algunas cajas de cartón, decoradas con esmero, porque son parte de mi estancia aquí.

La mayoría de ellas fueron cerradas y jamás será violado el lacre que las selló.

Me hice con una nueva, fresca y dorada y pulcra mente inscribí dos iniciales.

La empecé a llenar....de canciones, de minutos incomparablemente bellos, de hermosos sueños, algunos cachorros, las piedras de tus muros, tus fotos preñadas de vida y el sabor de tus manos.

Introduje con una liturgia de sentimientos unas hojas elegidas por ti para mis libros, también tres flores de lavanda de tu camino, montones  de páginas en blanco que poder llenar para echar al destierro nuestras imposibles soledades.

Es una caja abierta de par en par, casi vacía, queda tanto espacio en ella que poder llenar....de voluntades, de la importancia de las palabras, del alimento comunicativo, de lo que quedó sin decir y lo que se dijo mal, llenarla de que quieres y lo que quiero, un compás, un duetto de cuerda, de percusión, de esperanzas que no enmudezcan, de templanza para reemprender.....cabe tanto dentro de ella...que sólo yo no puedo ir componiéndola, porque me pertenece su mitad, un cincuenta por ciento que robarle a la vida y una mitad para engañar a la muerte.

Sería tan sublime mirar esa caja y seguir adelante, simplemente adelante, sólo adelante.

Llenarla de despertares y ocasos, soles y lunas, estando siempre muy despiertos, muy conscientes y con manos firmes asir bien las riendas .

Mi caja nueva contiene incluso un olor especial y dulce como el de un recién nacido, olor a vida, el bramido del primer llanto de un bebé reclamando pieles que lo protejan, brazos que lo acojan y mezan, que provoque un verso cada nuevo amanecer y que nadie lea, sólo el intimo propietario de la mitad de mi caja nueva de cartón con dos iniciales pulcra mente manuscritas con mi puño y con tu letra......

Si la esperanza  me hubiera abandonado, no existiría mi caja nueva de cartón...