Ayer, hice una mochila que sigue tirada en medio del pasillo, no tiene destino, murió en un último intento de lo imposible. Quemé la comida y la casa se inundó de un humo terrible, de un olor a quemado, a calcinado, tanto como yo misma.
Hace más de una semana que lo único que me ayuda a soportar los vértigos y mis dolores cervicales es un collar que de cada cinco vértigos me salva de dos.
Hoy, no dormí de nuevo, ni con las nuevas dosis de pastillas, éstas son redonditas y blancas...muy pequeñas, como yo también.
También hoy, pese a los truenos y la lluvia decidí con mareos, dolor y toda la pena que puede llegar a albergar una mochila de ilusiones tirada en el pasillo, ponerme hacer algo, aunque fueran las cinco de la mañana, que más me da la hora....si mis días tienen demasiadas.... Y fue así como me puse a conducir bajo la lluvia, sin rumbo, sin destino, que destinos ya no quiero....y escuché a Aute, sus canciones más tristes, mientras los kilómetros me sugerían el camino a seguir.
Llegué al sitio perfecto, de madrugada, con un ramalazo de llanto, melancolía y desesperanza, pero agradecí el momento y el lugar.
Me mojó la lluvia, hice pocas fotos, escribí en mi penoso diario, corte algunas flores para secar y me di la vuelta.
Y de mañana, mejor no saber. No quiero mañana. No existe.
Foto tomada hoy, aproximadamente a las 7:00h de la mañana, lloviendo, pero en un lugar mágico y muy amado por mi.
1 comentari:
Me hubiera encantado acompañarte en ese viaje, mi niña....
Sabes que estoy, siempre a tu lado, aunque nos separe la distancia, quiero que me lleves a hacer esa ruta.
Y esas flores son para mi.
Estoy a tu lado, aunque lejos, estoy....
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