La crueldat, com quansevol vici, no ha de tenir cap motiu, nomès la oportunitat per executarla...

dimecres

Palmadas en la espalda

No quise yo nada de esto...nada pedí. Ni siquiera estar. No elegí, me eligieron. No jueguen al camaradeismo, es tristísimo para mi. No me hablen de amistad, ni del mundo, ni de familias de mentira. No hablen que no quiero escuchar palabras vacías de nuevo. Agosto me tapa con una manta de pura lana para sentir más aun la pesadez de los días, el asco inconfundible y familiar. No me mientan nunca más...no hablen a mi espalda, lo ruego...es deshonesto y asqueante. No se acuerden de mi...que hace mucho que aun estando no estoy. No me den más palmadas en la espalda, que me duele ya demasiado...y sobre todo no me animen de ese modo. Dejé de creer, en mi, en ti, en el, en el otro y en la otra...dejé de creer... Abandoné los días de Agosto, allí lejos, muy lejos...me traicionó el cuerpo y volví con el alma como fósil de lo que fui o no fui o quise y no pude.... Esta guerra, esta pelea, esta lucha perenne me dejó agotada, astiada, sin hojas verdes, solo caídas de un otoño precoz. Demasiado precoz y temprano. No generalizen, ni hagan especulaciones gratuitas..., no me miren así, luego lagrimean moqueando como infantes exponiendo el miedo que inspiro...¡que cobardía de cobardes acobardados! Olvidenme si tienen tanto pavor de mi mal genio, la rabia me puede. Ustedes me abandonaron con toneladas de justificaciones. Ustedes me mintieron..........si, ustedes me mintieron para justificar sus propios vacíos, sus propias miserias. Ustedes me obsequiaron tantas veces........

2 comentaris:

pipirigayo ha dit...

Es fácil dar palmaditas en la espalda
cuando se tienen dos novias y una en camino
tres sueldos de por vida
y arrogancia suficiente
Es fácil dar palmaditas en la espalda
desde el confort de la indiferencia
la conformidad con la barriga llena
y se posee la ambigüedad del cínico
Palmaditas en la espalda las dan los asentados
siervos y lacayos
en general los vulgares asesinos de la belleza
pero inocentes y libres de pecado
bien integrados
las dan para no ver sus butacas alteradas
a esos más valdría darles la espalda

Nebroa ha dit...

La última frase, esa es la que debe prevalecer.
La última y las demás, como prólogo de lo que está por venir...
No es mi palmadita en la espalda, no es la habitual, la que toca o la que conoces, es la que empuja en la espalda. No la que la acaricia